Sendero El Palancar y Charco Redondo
Esta ruta discurre por la margen sur del embalse de Charco Redondo, en
el término municipal de Los Barrios. Es de escasa dificultad y podemos
disfrutar de una densa vegetación propia del Parque Natural de los Alcornocales
y de la geología distintiva de las areniscas de la zona. El sendero discurre
por un monte público, encontrándose señalizado y con paneles explicativos. En
algunas ocasiones nos podemos encontrar cerrado el paso por monterías. La distancia media es de unos 11 km. y con un desnivel de 280
m. aproximadamente. Se puede hacer cómodamente en unas 5 horas, dependiendo del
tiempo que utilicemos en las paradas.
El comienzo del sendero se identifica por unas extrañísimas esculturas de hierro que, a nuestro juicio desentonan y mucho del espacio natural en el que se encuentran. Desconocemos la intención y los motivos estéticos de los autores. En un carril de tierra encontraremos una valla y un paso al lado que franquearemos para iniciar el sendero. Al poco encontraremos una fuente ferruginosa y una tumba antropomórfica, del estilo de las muchas que podemos encontrar por estas latitudes. Los gestores del espacio han estimado conveniente reproducir un morisco o vivienda típica de las personas que vivían en estos montes, aunque, bajo nuestro punto de vista con escaso acierto, ya que dista mucho de acercarse siquiera a las características de las construcciones reales. Más arriba encontraremos un pinar de repoblación desde donde podemos ver las crestas de Sierra Sequilla y la Sierra del Niño.
Tomando un sendero a la derecha nos acercaremos a las Casas
Cuevas, unos refugios naturales que han sido transformados y utilizados por los
habitantes hasta fechas relativamente recientes.
Siguiendo el sendero podemos acercarnos a las caprichosas formas que la
meteorización ha esculpido en algunas rocas, algunas totalmente horadadas
gracias al viento y la lluvia. Estamos ya en zonas de herrizas donde, con
suerte, podemos encontrar una planta insectívora propia de este biotopo: la Atrapamoscas
(Drosophyllum lusitanicum).
Continuando el sendero nos podemos asomar a la presa del embalse y desde la parte de arriba del monte podremos disfrutar de las espectaculares vistas que nos ofrece esta comarca.
Para bajar a la orilla del embalse hemos de tomar una pendiente donde
tomaremos las debidas precauciones y bajaremos con cuidado. Una vez allí nos
encontramos con la parte más fácil del sendero, prácticamente llano que
discurre por el borde sur del embalse. Aquí podemos encontrar una vegetación
tupida de bosque mediterráneo; los alcornoques, quejigos y las especies de
matorral asociadas nos acompañaran todo el camino. En un recodo del camino nos
topamos con lo que fue una antigua huerta, con frutales abandonados y restos de
construcciones. Con suerte nos podemos
cruzar con alguna cierva y nos sobrevolaran los omnipresentes buitres leonados
que viven en estas sierras. Una multitud de cantos y reclamos de aves canoras
nos acompañaran constantemente todo el camino hasta llegar al punto desde donde
partimos.
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