En otoño llega la berrea
Casi todos recordamos la elocuente frase del Dr. Félix Rodríguez de
la Fuente cuando para hablar de la berrea, decía: " Tras un tórrido
agosto, la vida, como en una nueva y corta primavera, renace en los bosques de
nuestras serranías. Las primeras lluvias otoñales verdean de nuevo los pastos..."
El verano toca a su fin y aunque agosto ha sido tórrido, el otoño
ha llegado permitiendo que la vida renazca en los bosques de nuestras
serranías. Exceptuando algunos lugares de nuestra querida piel de toro, las
lluvias se están retrasando. Sin embargo, al caer la tarde los ciervos, fieles
a su reloj biológico, comienzan a llegar a los calveros de los bosques de
nuestras sierras para dar comienzo a uno de los espectáculos naturales más
sonoros que podemos contemplar.
Pronto comienzan las peleas y el eco sordo de las astas
entrechocándose inunda el bosque mezclándose con los bramidos. En las
madrugadas cada vez más frescas, la aparente tranquilidad es interrumpida por
un bramido brutal, profundo y primitivo. Más arriba le responde un sonido
similar y más allá otro.
Los vencedores, reúnen un harén de hembras con las que se aparearán
para luego abandonar el lugar y proseguir con su vida solitaria.
Como viene siendo habitual a lo largo de los últimos años, berrea y ronca se solapan. Buscando la actividad de los ciervos, nos podemos encontrar que la mayor actividad reproductora la lleven a cabo los gamos.
Se puede observar el color negruzco que ha tomado el pelaje de su
cara, cuello y vientre, así como el abultamiento de su cuello que llega a
desplazar el centro de gravedad hacia delante, haciéndoles cojear. El gamo se
autoimpregna cara, cuernas y cuello del almizcle que segregan sus glándulas
preorbitarias para, de esta forma, disponer de un "arma química" en
la lucha por la reproducción, pues disminuye la capacidad gonadal de los
competidores.
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