El arroyo del Prior
Llega
el tórrido verano a nuestras latitudes y con él viene también ese calor
pegajoso que hace que cualquier ruta por nuestro bosque mediterráneo se
convierta en una auténtica proeza digna de algún tipo de exploradores tropicales.
Aún así, algunos nos resistimos a abandonar el contacto con nuestros preciosos
parajes y buscamos entonces recónditos rincones donde el correr de los arroyos
y la lujuriosa vegetación circundante nos hace olvidar, en parte, la dura época
estival que acabamos de estrenar.
Comenzamos atravesando un alcornocal
que nos lleva a un sendero, la Vereda del Mesto, que, en un determinado punto,
se encuentra con el arroyo y atraviesa éste por un pontón de hormigón. Una vez
pasado el arroyo, justo a la derecha del pontón, comienza la subida por el canuto
del Prior. A partir de ahora el rumor del agua rompiente y la tupida vegetación
propia de estas formaciones botánicas, propias de nuestros montes, nos acompañaran
en todo el trayecto. La cubierta vegetal se hace muy densa y podemos observar,
alisos, avellanillos, zarzas, hiedras, lianas, ojaranzos, etc. Los helechos
alcanzan un porte que sobrepasa, en algunos casos, la altura de una persona, llegando
en ocasiones a alcanzar los dos metros. El sonoro canto de las aves que habitan
en este privilegiado entorno con acompañarán en todo el recorrido.
Si nos quedan fuerzas y ánimos para
seguir ascendiendo, nos adentraremos, abandonando la frescura del arroyo, en el
Collado de la Albarda, desde donde podremos disfrutar, si la meteorología nos
es propicia, de espectaculares vistas de la Bahía de Algeciras al este y si
miramos al sur, a lo lejos, veremos los perfiles de las sierras del Bujeo, Luna
y Ojén.
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