El Arroyo de San Carlos del Tiradero
El bosque galería, bosque de ribera o soto es una formación vegetal que está vinculada a un curso de agua, sea permanente o estacional. Las especies que la forman tienen el denominador de riparias, es decir, de ribera, ya que se trata de plantas con una gran dependencia del agua y en general forman una tupida espesura de enorme frondosidad en ciertos casos. El nombre de galería le viene por el aspecto de túnel que forma a lo largo de ríos y arroyos y que destaca a primera vista entre el paisaje circundante por su forma alargada y distintos matices de colores. Posee un enorme valor ecológico ya que cobija a plantas y animales ofreciéndoles, además, variedad de recursos alimenticios y lugares de cría y descanso. El hecho de estar situado rodeado de otras formaciones como, en el caso de nuestra comarca, el bosque mediterráneo, produce el efecto de ecotono, es decir, aumento apreciable de biodiversidad en las zonas de contacto entre ecosistemas distintos.
Si queremos disfrutar de un bosque
galería en todo su esplendor, uno de los mejores lugares para ello en el Parque
Natural de los Alcornocales es el arroyo del Tiradero. Se accede al sendero que
discurre a lo largo del arroyo desde la pista forestal, antes considerada
carretera, que comienza en el puente de Hierro en Los Barrios y llega hasta la
población de Facinas. Recorridos unos 8 km, a la izquierda un carril nos lleva
a las ruinas del caserío de San Carlos del Tiradero, también llamado Tejas Verdes,
aquí comenzaremos el trayecto cruzando un pinar y podemos empezar a observar las
diferentes formaciones que componen esta área.
En primer lugar, observaremos el bujeo y su
vegetación asociada; el bujeo es un suelo arcilloso que absorbe poca agua y que
en las épocas de sequía se cuartea dejando profundas grietas en el solar. La
especie predominante es el acebuche u olivo silvestre acompañado de matorral
termófilo como el brezo y el lentisco.
Al
poco tiempo entraremos en una formación muy característica de la zona como es
el quejigal. El quejigo o roble andaluz es abundante en la comarca y suele
asentarse en las vaguadas húmedas que conquista desplazando de las mismas al
alcornoque, que no tiene la misma dependencia del agua. En el quejigal podemos
observar cantidad de plantas epifitas y trepadoras que crecen sobre estos
robles buscando soporte y luz solar. Muchos de ellos presentan aspecto de
candelabros y se debe al aprovechamiento que en tiempos pretéritos hacían los
habitantes de estos entornos de las ramas altas de estos gigantes arbóreos para
leña y carbón. Una curiosidad del quejigo es su nombre científico, Quercus
canariensis, a pesar de que en las islas Canarias no hay ni un solo
ejemplar de esta especie. Se trata de un error de clasificación de muestras y
como en biología prima el concepto de primacía en la nomenclatura de los
ejemplares, se conserva el nombre a pesar de todo.
Por
último, entraremos en el arroyo y el bosque galería propiamente dicho, donde
alisos, fresnos, avellanillos, durillos y laureles entre otras especies, se
entrelazan dando consistencia a esta formación. En el sotobosque podemos
encontrar una gran variedad de helechos que tapizan el substrato al igual que
distintas clases de setas, si es que vamos en la época apropiada para poder
verlas. Toda una cohorte de insectos, aves, reptiles, anfibios y algunos
mamíferos acompañan a estas formaciones vegetales dotando a este entorno de un
valor ecológico excepcional.
Muy
cerca del Tiradero comienza el sendero de Risco Blanco y la subida a la Cruz
del Romero, que necesita un permiso especial para poderlo realizar, pero eso lo
dejaremos para una próxima ocasión.
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